Me follé a la jefa en el baño del bar y me corrí en su cara

Lo último que me esperaba era que la cita con mi jefa acabara con una follada, pero la verdad es que fue lo más morboso que me pudo pasar. Es que no fue un polvo común y corriente, en su casa o en la mía, como debió haber sido. Sucedió en los servicios del bar en el que nos habíamos citado después del trabajo, cuando decidí seguirla convencido de que quería que me la follara. Pillarla meando me puso la polla como una piedra. Allí mismo la puse a mamarle la polla y la penetré por detrás. Después de follármela bien rico, me corrí en su cara. ¡Hay que ver cómo la miraba la gente cuando se paseaba por el salón con el rostro lleno de leche!